“El niño no sigue la ley del menor esfuerzo, sino una ley contraria. Pues aplica una cantidad enorme de energía a una labor sin finalidad, y no solo usa energía motriz, sino también energía intensa en la ejecución exacta de cada detalle.”

explica María Montessori

Muchos padres se preguntan por qué a sus hijos les gusta transportar los objetos pesados que encuentran a su alrededor o por qué son tan detallistas a la hora de acomodar objetos en ciertos espacios, y realizan estas acciones una y otra vez.
Como sabemos, la Doctora Montessori observó el comportamiento del niño, y dentro de estas observaciones notó que los niños menores de seis años pasan por un periodo al que llamó “Ley del Máximo Esfuerzo

¡Mi hijo es demasiado activo!

Se ha observado que aproximadamente, a la edad de año y medio, el niño ha adquirido gran agilidad y destreza. Esto es gracias a la fuerza que ha desarrollado en sus manos y sus pies. Su primer impulso al hacer algo no sólo es poder realizarlo, sino, realizarlo en base al máximo esfuerzo, siendo lo más importante el proceso y no el fin.

La mano del niño busca la experiencia continúa de sostener y transportar objetos de distintos pesos. El niño pequeño pasa por un periodo en el que busca probar y ejercitar sus propias fuerzas, esto lo hace al gatear, reptar, subir o trepar donde busca desafiar la gravedad, y para hacerlo se coge con sus manos para hacer fuerza con el deseo de subir.

En base a la imitación, el niño participará en las acciones de las personas que le rodean, pero siempre de manera contraria al adulto, es decir, realizando su máximo esfuerzo.

¿Por qué mi hijo no quiere mi ayuda?

Muchas veces, a los adultos, nos parece que el niño escoge el camino más difícil, que implica un trabajo duro y pareciese que este esfuerzo es superior a sus propias fuerzas. En realidad el niño se esta desarrollando y necesita ejercitarse y no depender de otros. Esta independencia sólo se adquiere a través del esfuerzo que cada niño realiza y esta basada en la libertad que el adulto le permita.
Los adultos tendemos a brindar al niño una vida más fácil pero lo que realmente necesita es sentirse capaz de vencer obstáculos por sí mismo.  

“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”. María Montessori

¿Cómo puedo apoyar a mi hijo?

Debemos observar las necesidades e intereses de los niños y en base a esto, brindar la libertad necesaria para que realicen sus actividades. Es apropiado crear un ambiente adecuado que le permita realizar entrenamientos de la fuerza y el equilibrio. Debemos respetar los ritmos del niño, sin interrupciones, pues esto a la larga podría traer como consecuencia un obstáculo para su desarrollo.

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