Realmente los conceptos de imaginación y fantasía son muy similares, pero entrañan bastantes diferencias:

“La fantasía es aquella historia, percepción o idea errónea de la realidad, ya que únicamente se presenta como verdadera en la mente de una persona”.

 

“La imaginación forma parte del proceso de la creatividad, dando la oportunidad de crear representaciones, a raíz de manipular cierta información que perciben nuestro sentidos”

La fantasía, considerada un desorden del carácter

Así lo consideraba María Montessori, ya que aseguraba que la fantasía dificulta al niño el poder concentrarse en otros elementos y objetos del mundo real.

Cuando la mente se sitúa en el terreno de lo fantasioso, se aleja de su funcionamiento normal. Por tanto, no controla sus errores, ya que su pensamiento se encuentra sin coordinación, no siendo capaz de prestar atención, bien para realizar tareas o para desarrollar su pensamiento creativo.

“La vida interior se debe construir en base al mundo real”

María Montessori

Por ello, tanto los educadores en la escuela como los padres desde el hogar, deben hacer la realidad atrayente y accesible al niño, para despertar así su interés.

Teniendo esto en cuenta, será sencillo derivar cualquier juego que se vaya a aplicar en el mundo de la fantasía, directamente al mundo real, en la medida de lo posible.

¿Afecta la fantasía a la inteligencia?

Los seres humanos conforman su realidad a través de los sentidos que los rodean. Por tanto, es fundamental que en las primeras etapas de edad los niños perciban experiencias reales.

En este sentido un excesivo uso de las pantallas, como los juegos tecnológicos o la televisión antes de los seis años de edad, afectarán a su capacidad de concentración en elementos de la vida real..

Solo con el análisis crítico de la realidad se desarrolla la inteligencia.

En su primera etapa, los niños utilizan las imágenes para tener pensamientos concretos, pero aún no son capaces de diferenciar lo real de lo que no lo es. No pueden juzgar esas imágenes porque aún carecen de las herramientas necesarias.

Si el niño se encuentra constantemente en un universo de fantasía, estará continuamente disperso. Estará menos concentrado para el mundo real y esto, indudablemente, afectará al desarrollo de su inteligencia.

En el lado opuesto encontramos el ambiente Montessori, donde el niño consigue concentrarse, dejando a un lado tanto el desorden como la fantasía, pudiendo sentirse atraído por el trabajo que está realizando y los retos que se le van presentando.

De la imaginación nace la creatividad

Los niños hacen uso de su gran imaginación para crear elementos, buscar soluciones a cuestiones diarias, etc. Eso es síntoma de que el niño se encuentra saludable y debemos mantener viva esa imaginación para que siga naciendo la creatividad.

La imaginación hace que se desarrolle la creatividad, y por lo tanto, despierta nuestra mente y nos permite crear y tomar decisiones reales.

También es cierto que, una vez que el niño se encuentra en la segunda etapa de desarrollo, ya podrá tener acceso a contenido fantasioso. A partir de este momento, como el niño ya es capaz de encontrar diferencias entre lo real y lo irreal, no habrá problemas de que este contenido interfiera en su percepción de la realidad.

Para asegurar todo ello, los adultos deberán garantizar un espacio y ambiente adecuados y seguros, no solo físicamente sino también, y en ocasiones olvidada, mentalmente.

Si educamos a los niños en base a la realidad, los estaremos preparando para vivir una vida con fuerza y firmes decisiones.

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