María Montessori aseguraba que las personas somos instintivamente seres creativos, pero, ¿cómo podemos fomentar esta creatividad en los niños?

Desarrollar la creatividad en el ambiente Montessori

Una de las cualidades de la pedagogía Montessori es que mediante ciertas actividades favorece la exploración y la curiosidad que se despierta en los primeros años de los niños.

La  Dra. Quattrocchi Montanaro explica el funcionamiento cerebral en uno de sus libros: “Un ser humano”:

“A los niños se les debe dar la oportunidad de usar ambas partes del cerebro sin influenciarlos directa o indirectamente; se les debe ofrecer, a cualquier edad, una experiencia equilibrada del pensamiento verbal e intuitivo para ayudarlos a desarrollar el gran potencial de la mente humana… Mientras mayor sea la colaboración entre los dos hemisferios, más rico será todo lo que hagamos.”

Dra. Quattrocchi Montanaro

¿Se puede practicar la creatividad?

En base a esto podemos observar que la creatividad aparece junto con el tiempo y la práctica. Es por ello que en los ambientes Montessori, cuando los alumnos se centran en una actividad, los guías y asistentes evitan interrumpirlos por dos motivos: los niños están consolidando esta nueva actividad y a su vez están en el proceso de descubrimiento de nuevas opciones.

La Dra Montessori afirmaba: “La repetición del ejercicio lleva al perfeccionamiento”, a lo cual también podría sumarse la innovación, integrando los aspectos motores, cognitivos, sensoriales, emocionales y sociales, fundamentales para promover la creatividad.

A partir de los seis años, el poder de la imaginación y abstracción se incrementan notablemente, así como el pensamiento creativo, muy relacionado con la habilidad de resolver problemas.

Los niños, ”al ser educados para la vida” adquieren la capacidad de encontrar soluciones novedosas y positivas a los retos de la vida diaria. Así lo recoge Angeline Stoll Lillard en su libro:  The science behind the genius”.

Si los niños aprenden en un ambiente que se preocupa de promover la colaboración sin olvidarse de respetar el ritmo individual, se conseguirá disminuir su nivel de estrés canalizando mejor su potencial.

Ideas similares recoge Gabriel García Márquez, escritor y guionista, que además fue estudiante en una escuela Montessori, en su libro autobiográfico “Vivir para contarla”:

“No creo que exista método mejor que el montessoriano para sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo y en despertarles la curiosidad por los secretos de la vida”.

Gabriel García Márquez

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